EL NUEVO DIARIO, INTERNACIONAL.- Jackie Robinson ha sido una figura histórica, no solo por haber roto la barrera racial en el béisbol de las Grandes Ligas, sino también por sus aportes para acabar con la desigualdad social fuera del terreno de juego en los Estados Unidos.
Las Grandes Ligas recordó su legado, en un momento donde los jugadores y equipos e han unido en el reclamo social que se ha extendido en la nación Norteamérica, en contra la desigualdad que aún afecta a ese país.
La historia empezó, por supuesto, el 15 de abril de 1947, cuando Robinson se convirtió en el primer afroamericano en romper la barrera racial y jugar en las Grandes Ligas, donde su talento lo convirtió en uno de los mejores peloteros de la historia. Robinson fue un estelar que ayudó a los Dodgers de Brooklyn a ganar seis banderines de la Liga Nacional y una Serie Mundial durante sus 10 años en la Gran Carpa, como resalta Las Mayores.
Pero su preocupación, como lo han mostrado atletas hoy día, por producir un cambio, nunca se quedó limitado a las paredes de un estadio. Desde 1957, Jackie fue vicepresidente de personal de la compañía de café “Chock full o’Nuts”. Si un empleado tenía una queja, él era el hombre con el que había que hablar. Ese mismo año, Robinson empezó a involucrarse seriamente en el Movimiento de los Derechos Civiles, buscando un trato igualitario para todos los afroamericanos. Y también pasó mucho tiempo recolectando dinero para distintas asociaciones abocadas al progreso de los afroamericanos, como la NAACP y la SCLC.
Para la hija de Robinson, Sharon–quien tenía apenas siete años de edad cuando su padre se retiró del béisbol después de la temporada de 1956, éste es el impacto más relevante.
“En la mesa, el enfoque era el movimiento de los derechos civiles. Entonces, cuando se retiró del béisbol, estaba emocionado de participar en el Movimiento de los Derechos Civiles en una forma diferente. Dentro de su contrato con Chock full o’Nuts estaba escrito que podía pasar cuanto tiempo fuese necesario en asuntos del movimiento”, expecificó a Las Mayores.
En su primer año con el movimiento, Jackie viajó por todo el país y ayudó a recaudar US$1 millón para la NAACP. Para principios de los años 60, Robinson recaudó dinero para la SCLC, organizando conciertos de jazz en el jardín de su casa. Los fondos se utilizaban para ofrecer dinero para las fianzas de los activistas encarcelados. Su legado inició en el béisbol, pero rebasó la frontera del deporte, en pro de la igualdad racial.
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